A estas alturas ya sabemos que cualquier proyecto de interiorismo va más allá de la mera estética. Implica la creación de espacios que no solo sean visualmente atractivos, sino también funcionales y personalizados para cada cliente.
Hoy quería contaros algo un poquito más personal. ¿Cuál es la metodología de trabajo que sigo cuando recibo un proyecto nuevo?
Todo comienza con una reunión crucial: el momento cero. Aquí siempre intento entender al cliente, busco comprender sus deseos, necesidades y expectativas.
Esta etapa siento que es fundamental para establecer una conexión sólida y transparente entre el cliente y el profesional.
Se discuten los objetivos del proyecto, se explican los honorarios y se resuelven todas las dudas. Es un momento para construir confianza y alinear expectativas, y si está conforme, me pongo a trabajar.
Para mi lo primero es conocer al cliente, yo soy de hacer muchas preguntas. Intento analizar muy bien como funciona esa familia o negocio.
Todo tiene que ser personalizado, aunque muchos detalles siguen saliendo conforme nos reunimos, pero hay muchos temas que resuelvo en esta reunión. Es una fase en la que mi experiencia y empatía trata de cuadrar lo que quiere, lo que necesita de verdad y lo que desea.
Por ejemplo, un cliente me dice que quiere una habitación dedicada a despacho, pero analizando lo que verdaderamente necesita puede que con una mesa, alguna cajonera y silla cómoda tenga sus necesidades cubiertas sin tener que dedicar toda una habitación entera a esto
Y por otro lado, lo que desea, puede ser que le encante tener un espacio para guardar sus vinilos, o sus maquetas o jugar a videojuegos online. Mi trabajo sería cuadrar todo eso en consonancia con el resto.
El siguiente paso es analizar cuidadosamente el espacio existente.
Se examina el estado actual, se toman medidas precisas y se comprende la estructura y las posibilidades del lugar. Incluso en el caso de una vivienda sobre plano, este análisis revela una riqueza de información invaluable, no sabéis la de cosas que saco del análisis de un plano.
Y la iluminación natural, la orientación y cualquier problema potencial también se estudian minuciosamente.
Esto incluye observar cómo la luz del sol entra en diferentes momentos del día y cómo influye en la atmósfera del espacio.
La orientación puede determinar qué áreas necesitan más atención en términos de calefacción, ventilación y aislamiento.
Identificar problemas potenciales, como humedades, grietas o deficiencias estructurales, es crucial para evitar sorpresas desagradables durante la ejecución del proyecto.
Este análisis exhaustivo garantiza que el diseño final no solo sea estéticamente agradable, sino también funcional y duradero.
Con esa información de la que os hablaba desarrollo un concepto de diseño interior que siga las necesidades y preferencias del cliente.
Yo siempre uso planos 2d con diferentes opciones de distribución y una presentación estética de diferentes soluciones, hasta llegar a la óptima.
Estos planos permiten visualizar distintas configuraciones del espacio, ayudando al cliente a entender las posibilidades y a tomar decisiones informadas.
Cada opción presentada tiene en cuenta tanto la funcionalidad como la estética, asegurando que el resultado final no solo sea práctico sino también visualmente atractivo.
La presentación estética incluye mood boards, paletas de colores y ejemplos de materiales y acabados, que ayudan a dar vida a la visión del proyecto.
La metodología de trabajo en un proyecto de interiorismo es un proceso que va a depender del profesional, ya que cada uno trabajamos de una manera distinta, y de la comunicación que se tenga con el cliente.
Si necesitas ayuda de una interiorista en Zaragoza, ponte en contacto conmigo, y te echaré una mano en tu proyecto.